2

Micción

  En la solemne serenidad de aquel sofocante sábado, subió a sembrar esperanzas a la sombra de un sicomoro. Sus seguidores, ya sentados, le esperaban sedientos de su conocida sabiduría. Susurrando al principio, el príncipe de los cielos esparció semillas de buenaventuranza, asegurando un escabel a quienes siguieran sus sabias enseñanzas. Súbitamente, uno de los discipulos de más corta edad se separó, y junto a la sombra de aquel frondoso sicomoro decidió satisfacer la imperiosa necesidad de soltar sus aguas. Sus sorprendidos condiscípulos  condenaron la acción, abucheando al sonrojado secuaz del sabio orador. La respuesta de éste no se hizo esperar e, incorporándose de un salto, sostuvo con sus seguidores la siguiente conversación:

 

-¡Sonsos! ¿Acaso no sabeis sosegar vuestra soez bocaza? De cierto os digo que este niño está más cerca del cielo que cualesquiera de vosotros, insensatos sembradores de suspicacias.

¿Cuál es tu nombre, hijo?- consultó, acercándose al apesadumbrado responsable de la micción.

-Simón, señor.

-¡Simón! ¿Podrías decirles a estos insulsos la razón de tu actuar?

-Simplemente sentí ganas de expulsar mis aguas, señor.

-¡Expulsar sus aguas!-replicó riendo uno de los barbudos seguidores de la palabra.

-Sinceramente, os digo, que este Simón es un ser divino. Habiendo escuchado mis palabras sintió la majestuosa necesidad de salpicar este sediento sicomoro con sus aguas, brindándole sencilla satisfacción a ambos. De eso le he venido a hablar estos días. De la felicidad capaz de entregar un acto sencillo y a la vez majestuoso.

  Habiendo terminado de decir estas palabras, se levantó del escabel y, sosteniendo con la siniestra sus simples ropajos, procedió a satisfacer su propia necesidad de micción, frente a sus asombrados discípulos, a la sombra del expectador sicomoro, bajo el caluroso sol de aquel desasosegado sábado.

0

La temporera

   Llegó sin golpear, se instaló y empezó a trabajar. Operaria incansable, trabajaba de día, y de noche, al igual que el patrón, descansaba. En días de lluvia doblegaba sus esfuerzos; debía aprovechar que los dioses se ponian de su lado. 

 

  Al finalizar la temporada, tal y como había llegado, se escabullía satisfecha, sabiendo que su labor estaba terminada.

 

 

 

Sin título-1

8

Santiago

 Sonriendo picarón, susurró en el oído de Susana:

- ¡Sígueme a Santiago!

No los volvieron a ver.
0

Museo

“(…) avanzaron a los gritos
hacia el juicio final, (…)”
Mario Denevi.


Manzanas, risas, cuadernos, panes y gritos eran la indumentaria que portaban los jóvenes visitantes. Mientras la profesora alcanzaba la entrada, los estudiantes se demoraban conversando con las nuevas y voluptuosas amigas del liceo cercano.

Al cruzar el primer arco, en la entrada del recinto, los esperaba una imitación de “El coloso de Rhodas”, con bigotes, espirales en los ojos y un artístico “Mc Kamikaze hip hop” en el trasero.
Esteban Castro
1

Crónicas Urbanas: Memorias de una noche de bohemia en los barrios bajos.

Las once cincuentaynueve de la noche del sábado me pillaron con el culo a dos manos. El temor a ser asaltado en una noche que debería ser de relajo y gozo no me permitía mantenerme en orden y simplemente estaba sobre-alerta. Fue la gran idea de un amigo ir a descargar nuestra energía, vital y sexual, a la fiesta de cuampleaños del pololo de una ex (...). Según pensaba mi joven camarada, la cosa era llevar preservativos y tomar una mujer cada vez que se quisiera, puesto que el anfitrion disponía de un pseudo-harem de prostitutas casi-preescolares (rango de edad: 12-15 años). Por suerte, nuestras aspiraciones sexuales no llegaron a concretarse, no por falta de vaginas sedientas de placer, sino por repulsión de nuestros nobles penes a profanar ese oscuro rincón de la femineidad puber y flaite.
Podría asegurar que el viaje de ida fue más entretenido que la fiesta en sí. Plagada de seres de escasa capaciadad intelectual, poco razonamiento y excesivo consumo de alucinógenos, la fiesta no ofrecía un panorama de lo más confortable. Obligados por nuestra dignidad a no dejarnos vencer por lo adverso del ambiente, tomamos unos envases de cerveza y nos dirigimos al proveedor más cercano (Hermana del cumpleañero: "vayanse por fuera y con cuida'o. No se vayan por dentro", refiriéndose a lo peligroso del sector. Como si necesitasemos advertencias...).
Con el pasar del tiempo y las copas (envases en realidad) fuimos tolerando un poco más al resto de lo invitados, llegando a una instancia de análisis social (chico y yo; chino profundizó un poco más en el contacto...). Llegadas las cuatro de la mañana, la gente comenzó a retirar sus cuerpos cansados por el reggaetón y nosotros nos disponíamos a dormir (nos habían dicho que podíamos pasar la noche ahí), cuando comenzaron las hostilidades por parte del dueño de casa (-"y estos cabros 'onde se 'an a que'arse?"). Automaticamente capté la indirecta y convencí a mis amigos de que incluso si nos asaltaban me iba a sentir más cómodo que con esa familia inconsciente que pretendía tirarnos a la calle en un barrio peligroso, y a una hora en que no se podía conseguir locomoción. Vagamos alrededor de 2 horas, hasta que conseguimos tomar una micro que nos llevaría hasta donde pudieramos tomar otra que nos sirviera y luego, a dormir.
 
Copyright © Ganas de escribir!